lunes, 27 de octubre de 2014

Castañada, Halloween y 'Top Fairies'



Las referencias a las tradiciones son una constante en  Top Fairies (Edebé). Ya desde el primer volumen, que se inicia durante la verbena de San Juan, aparecen frecuentes alusiones  a costumbres y prácticas populares. Y no sólo las que son propias a la cultura de la protagonista, Elia, que es de Barcelona, sino, también, a las de otros países y religiones. Una buena muestra de ello se encuentra en el capítulo titulado Jack el de la Linterna, del segundo libro de la saga, en el que la mejor amiga de Elia le confiesa que nunca ha celebrado Halloween.




(...)
―¿Sabes? Es la primera vez que voy a una fiesta de Halloween. En mi casa no se celebra.
―¿Ah, no?
―Mis padres dicen que es una costumbre yanqui que se ha puesto de moda por las películas. Ellos prefieren celebrar la Castañada.
Elia recordó que su madre opinaba igual. Años atrás, cuando su hermana quiso disfrazarse para ir a pedir caramelos con otros niños, había puesto el grito en el cielo. No quería que sus hijas sucumbieran a esa nueva práctica que ponía en peligro la tradición de comer castañas, boniatos y unos dulces llamados panellets.
Sin dejar de revolver entre sus prendas, comentó a su amiga:
―Los míos también, pero Sara y yo celebramos las dos cosas. Además, ¡a mí me encantan las castañas!
―¿Pues a que no sabes por qué se comen? ―Elia se encogió de hombros y su amiga prosiguió―: Mi padre me explicó que, antiguamente, en los pueblos de Cataluña se tocaban las campanas de las iglesias durante la noche de Todos los Santos hasta que se hacía de día. Como eran muchas horas, los amigos y familiares de los campaneros les llevaban comida para que les diese energía. Por eso les llevaban castañas, ya que hay muchas en otoño, y también boniatos y unos pastelitos hechos con almendras y azúcar: los panellets. Al final, acababan todos comiendo castañas y bebiendo vino blanco, y la costumbre se ha mantenido hasta hoy.


―¡Anda! Pues no tenía ni idea de que fuese por eso. Yo la historia que sé es la de Jack O’Lantern. Me la explicaron en la academia de inglés hace un par de años.
―¿Y ese quién es?
―El que da nombre a las calabazas vacías con la vela dentro. Según me contaron, la tradición viene de una antigua leyenda celta.
Marta se sentó sobre la cama con expresión atenta. Estaba segura de que estaba a punto de escuchar una de esas historias de miedo que tanto la fascinaban.
―Dicen que hace muchísimo tiempo vivió un granjero al que llamaban Jack el Tacaño. Este hombre era una persona horrible: borracho, mentiroso, estafador..., por lo que nadie podía ni verle. Tan mala fama tenía que llegó hasta el mismísimo Satanás, que, disfrazado de hombre normal y corriente, fue a comprobar si era verdad que ese individuo fuese tan malo. Cuando se encontró con él, estuvieron bebiendo durante horas y vio que todo lo que la gente decía de él era verdad. Entonces, le reveló su auténtica identidad y le dijo que iba a llevárselo al Infierno para hacerle pagar por sus pecados. Jack pidió al Diablo que le concediera una última ronda antes de irse, a lo que Lucifer accedió. Pero, al ir a pagar, resultó que ninguno de los dos tenía dinero. El granjero aprovechó la ocasión para desafiar a Satanás a que demostrase sus poderes convirtiéndose en moneda. El Diablo se transformó en el acto y Jack, en lugar de pagar, recogió la moneda y la metió en su monedero, donde llevaba un crucifijo de plata. Así que Lucifer quedó atrapado y tuvo que prometer al granjero que no volvería a molestarle durante un año a cambio de que le liberara.

Al ver la expresión ensimismada de su amiga, Elia se sentó a su lado para seguir con el relato.
―Satanás cumplió su promesa, pero al año siguiente regresó. Cuando apareció en casa de Jack, este volvió a pedirle un último deseo: que le cogiera una manzana situada en lo alto de un árbol. El Diablo aceptó pero, cuando empezó a trepar, el granjero grabó una cruz en el tronco para evitar que pudiese escapar. Esa vez Satanás tuvo que prometer a Jack que no le molestaría en diez años para que le liberase. Pasó el tiempo y el granjero murió antes de que se cumpliese el plazo. Cuando Jack llegó al Cielo le rechazaron, como era lógico, y se fue al Infierno. Pero allí tampoco le aceptaron por la manera en que había tratado a Lucifer. Fue entonces cuando el Diablo, para castigarle, le condenó a vagar durante toda la eternidad alumbrándose con un carbón encendido colocado dentro de un nabo hueco. Con los años, Jack el Tacaño se convirtió en Jack el de la Linterna, Jack O’Lantern. Y los nabos se sustituyeron por calabazas, que son mucho más fáciles de vaciar. 
(...)

(Top Fairies. Escuela de Hadas 2. Aurora Boreal. Página 131)



4 comentarios:

  1. yo me quedo con las castañas y los panellets. tenéis cosas muy ricas en cataluña, también la coca, que de pequeño supe lo que era porque salía en una historieta de zipi y zape.
    la de cosas que se aprenden con top fairies! si fuera profe de lengua en un colegio los pondría como libros de lectura.

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  2. Gracias por tu comentario Chema. A mi lo que más me gusta de todo lo que se come en estas fechas son los boniatos.

    No sabía que saliera la coca en Zipi y Zape, seguro que se debe a que Escobar, su autor, era de Barcelona.

    Me alegra que valores las aportaciones didácticas de 'Top Fairies', están hechas con toda la intención puesto que a mi me gusta mucho saber el origen y el motivo de lo que me rodea, ya sean costumbres, edificios, curiosidades...

    ¡Un abrazo!

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  3. me ha encantado!!!!!!!!!!! yo este año no he comprado castañas, las añoro, joooo

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    1. ¡Aún estás a tiempo Inma! Aunque ya haya pasado la 'castanyada' puedes aprovechar que ahora hace más fresquito y asarte unas cuantas castañas y boniatos. Besos otoñales y mágicos 🍁🍁😘

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